sábado, 5 de diciembre de 2020

Covid

 Pinche covid.


11:26 pm

Sábado 5 de diciembre 2020

Naucalpan


Estoy en mi casa con mi esposa enferma de covid, va de salida gracias a dios, pero me ha puesto mucho a pensar.

Mucha mierda en la cabeza.

Mi esposa tiene 9 meses de embarazo, nuestro hijo esta por nacer.

Mi esposa acaba de pedir su incapacidad en el seguro y después de un año super estresante para ella en el trabajo, le tocaba descansar, le tocaba estar tranquila y esperar a lalito. Pero se contagio, no se con qué, no se cuándo, pero pasó.

He estado con ella pegada todo el tiempo, no la dejé salir sola ni un segundo y aun así se enfermó.

La cuide mucho, la sigo cuidando, no se por qué esta mierda de enfermedad tuvo que llegar a nuestra familia.

Creo que todo pasa por algo, creo que es mejor ahorita que después, pero no mames, me da mucho, pero mucho coraje.

En estos momentos tengo demasiados sentimientos en mi cabeza.

Tristeza, al ver a mi Fer dormida, verla inmóvil por 5 días consecutivos, pensé que estaba bien que descansara a que sufriera y hace un par de días que no duerme por la tos que tiene.

Agradezco tener a un suegro médico que me diga que hacer que tenga contactos y que nos cuide, me caga que mi suegro esté en Querétaro.

Soledad, la siento al ver a mi esposa solita en la recámara, me duele mucho pensar en lo deprimida que está, cuando debería de estar lo más feliz esperando a nuestro hijo.

Acompañamiento, lo siento con El Niño, con Chema, Marbs y todas las amigas de que no han dejado de preguntar por Fer. Ale Reyes le mandó flores y unos brownies que me comí jaja, por que por la tos no le conviene comer chocolate.

Dolor, al verla toser al no poderla tocar, al tener que lavarme las manos y muñecas con muchísimo jabón y utilizar cubrebocas para darle de comer y lavar sus trastes. 


Quiero que estés bien mi amor, quiero tu sonrisa o quiero tus quejas, lo que sea menos esta versión tan triste tuya.

Gusto, el saber que salí negativo en la prueba y que puedo cuidar de ti.

Miedo, al quedarme solo, perderte y perder a Lalito.

Llanto, el que derramo todos los días por ti.

Angustia, de no saber qué hacer.

Amor, algo brilla dentro de mi que me hace estar pensando todo el tiempo en ti, en tus brazos y en tus manos.

Tranquilidad, saber que los síntomas que tienes son leves y que parece que vas muy bien y de salida de esta mierda de enfermedad.

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Mi amor te amo con todo mi corazón

Solo pienso en que quiero verte mejorar, me da gusto verte mejorar y me da gusto ver tu mirada más despierta.






martes, 13 de octubre de 2020

Cafeciteh

 13 de Octubre, ni cases ni te embarques.

La felicidad tiene un sinónimo para mi, su nombre es café.

Recuerdo el primer día que tomé café (un frappuccino caramel de Starbucks con Ruth en Prepa), seguramente no era la primera vez que lo tomaba, pero recuerdo la primera sensación del rush de la cafeína en mi cuerpo. 

Para explicarlo de una mejor manera, el rush fue un incremento en todo mi cuerpo. Mi pierna derecha brincaba como si un infante estuviera jugando al caballito.

Recuerdo una sensación de hiperactividad, que de por si me caracteriza, además de mucha felicidad.

La verdad es que esta adicción a la cafeína no me atrapó si no hasta la universidad, recuerdo mucho a Mora, un compañero que me decía que la mejor receta para echar el cake, era un latte, la combinación entre café y leche retorcía el estómago y te hacía vaciar el intestino. Recuerdo mi primer compra de café, siendo un experimento para poder ir a echar el cake jaja.

Después de esa compra, estuve más receptivo en clase, como en esos entonces despertaba a las pinches 5 am, siendo las 10 am, ya llevaba 5 horas despierto y el tomar café se convirtió en una rutina, que poco a poco se convirtió en una adicción.

Compraba el café más barato, de la maquinita que te lo vendía en 5 pesos (por que soy bien codo), y que más que café, era azúcar o endulzante sabor vainilla y encima le echaba chochitos de chocolate, que regalaba la persona que tenía la maquinita (#gratismai)

Poco a poco quise aprender más de café y recuerdo a mi prima Mariana que tenía en su departamento su Moka Bialetti, me dijo que el café y ella eran uno mismo y que sin café la vida no era lo mismo. Ahora que lo pienso, qué sabias palabras me dijo.

Experimenté con café espresso, con la marca Garatt que ella mismo me recomendó. Qué barbaridad, mi familia se hizo adicta y hemos adquirido más de 5 cafeteras Moka Bialetti: hasta unas piratas del bazarik algo así.

Poco a poco seguí experimentando con diversos cafés, leí sobre los aromas y quise entrar a un curso de barista (algo que no hice y de lo que estoy arrepentido), y poco a poco haciéndome más mamón, para tomarlo, empecé primero sin leche, después sin agua y al último comencé a tomarlo sin azúcar, pues los expertos del café insisten en que tomar un buen cafe con endulzante es como echarle coca al coñac.

Pero también me di cuenta de que hay gente a la que le gusta el coñac con coca, y regresé a tomar café con azúcar (Splenda). Me compré mi primer y única compra al día de hoy de una cafetera que genera 5 bares de presión y la usaba con un espumador de leche, recuerdo que aumenté como 7 kg algo así, de tomar todos los días café con leche espumada.

La verdad es que hoy comencé a escribir esta inspiración del café y siendo las casi 9 pm, ya se me acabó el encanto de la cafeína en el cuerpo y hablar de café sin cafeína es como hablar de ir a la playa una vez habiendo regresado, el encanto se pierde. Mañana vuelvo a tomar más droga.

Mi resumen es:

Hablar de cafe, es hablar de amor y felicidad.

Esta es la Moka Bialetti