miércoles, 8 de febrero de 2012

Balero


Hoy cuento una historia más de mi abuelo Beto.

Tenía seguramente 8 o 9 años, un domingo más de tertulia, pero este sería diferente.

Días antes seguramente el abuelo salió de viaje, probablemente a Oaxtepec, o puede ser que a Tequisquiapan.
Esto lo digo porque llegó con 5 baleros de distintos colores.
Como ya ustedes saben, o por si no, somos 14 nietos, de los cuales la primer prima en ser nacida fue mujer, Mariana. Los siguientes en nacer fuimos 5 hombres, Mario, Diego, Abelardo (yo), Daniel y Andrés. Las demás fueron primas (equis) jeje.

Recuerdo el color de los baleros, seguramente Mario apañó el primero que el quiso y nos dejó a los demás, los restantes cuatro.
Amarillo, Verde, Rojo, Azul y Naranja.
Se que mi hermano tiene el Rojo, y yo el Naranja, pero no se quienes tengan los demás colores, creo Diego tiene el Verde.

Esa tarde los baleros fueron una parte importante en el día, pues mi Papá, mis Tíos y mi Abuelo, nos enseñaron cómo jugar con ellos, y los trucos que ellos se sabían, también nos dijeron cuanto debe de medir el cordón que llevan estos.

Recuerdo bien a mi Tío Alejandro jugando con el balero, pues se movía muy cagado y tenía la facilidad de meter el palito en el balero, al revés para que entiendan. Uno toma el palo del balero y juega para que la parte más pesada entre en él, pero el podía hacerlo al revés, agarraba la parte pesada, decía que valía 1000 puntos.

Recuerdo al abuelo y a mi papá haciendo competencias, fue un domingo muy bueno y seguro mis primos también lo recordarán.
Mi balero sufrió daños por los madrazos que se daba contra el palo, hoy en día tiene muchas cicatrices.

Pensándolo bien, creo que nos juntábamos los sábados porque mi papá, mi abuelo y los tíos agarraban el pedo siempre y había veces que nos quedábamos a dormir en casa de los primos.

Hace rato estudiando, me encontré el balero y jugué, recordé y decidí compartirselos.

pd. pinche mal pensado

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